
¿o más bien.... murciélagos?
Ambas sensaciones te quitan el hambre.
La primera te llena de felicidad. La segunda, sin embargo, de angustia.
En ocasiones sientes cómo las diminutas alas de las mariposas te acarician las paredes del estómago a la vez que se te dibuja una sonrisa en la cara.
En cambio otras...no son más que sedientos murciélagos chupándote la sangre poco a poco hasta dejarte sin fuerzas, ni siquiera para llorar...
Creo que a mis mariposas les han salido colmillos...
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